Resuenan las notas de un alma,
y no necesita garganta,
con las cuerdas de mi guitarra,
van acompañados de la mano.
De la mano, nota tras nota,
como un gemido que brota,
como un grito de larga agonía,
Es mi pan de cada día.
Largo es el fin que no llega,
y breve lo que no esperas,
Yo no sé donde está,
ni el principio ni el final.
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