Esperando el viento

Esperando que el viento de la indiferencia, seque la humedad de mis ojos, y endurezca mi tierno corazón por tantos golpes herido, golpes que le han infligido y golpes que yo le he dado, pobre corazón mío, cómo está destrozado.

No me pidas que cambie sin saber qué hacer, pues cada día me examino de la cabeza a los pies, tampoco me digas, que rehaga mi vida, porque una vida quemada, no sirve para nada, qué puedo hacer yo, con un frasco de cenizas, pues a lo que más me parezco.

Quisiera caminar de nuevo por otros caminos, otros senderos, encontrar nuevas fuerzas, nuevos deseos, pero este cansado cuerpo gastado rehúsa de hacerlo, me ha dicho que es mi mente la que tengo que cambiar primero.

Pues chico trabajo me pide con la edad que tengo, como le hago comprender a mi mente, que no estaba en lo cierto, quién le dice a esta vieja cabeza que tiene que comenzar de nuevo.

A ver si recapacito y comprendo, la idea no me desagrada, pero estos pies pelados y gastados, van camino al cementerio.

Que me dejen en paz, que me dejen tranquilo, aguantaré lo que pueda, y me iré a tomar viento, y al final qué más da, uno más o uno menos, voy a emborracharme por sí de esta no salgo, y si me tengo que ir, que sea con el cuerpo lleno.

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