N°34
«Tengo un contrato moral conmigo mismo, para que nunca me tenga que avergonzar de mis acciones, porque a mí nunca podré engañarme, además, me entero de todo lo que hago.»
Me explico!
Contigo mismo, es con la persona secreta, con quién eres cuando estás solo, porque quizás haya una diferencia entre la persona que eres con otros y la que eres cuando estás solo. Porque sea dicho sin rodeos, cuando estamos acompañados, somos quien queremos ser, y cuando estamos solos, somos quien somos en realidad.
Ahora bien. ¿Es que tenemos ese contrato entre el yo y el yo? Es decir el yo acompañado y el yo solitario, es posible que no nos importe, que nos guste vivir así, engañando a Dios y a todos los santos, o quizás, nos miremos a nosotros mismos, y seguro que no queremos sentir vergüenza de quien somos.
Porque la honradez y la honestidad cambiante, no es ni honradez ni honestidad, creo que la persona que es honrada y honesta, lo es primeramente con ella misma, es decir que lo reconocen como tal y él también reconoce quién es.
Quien somos también está relacionado con no querer engañarnos. ¡Qué clase de ser seriamos de querer engañarse a uno mismo! ¿Qué ganamos? ¿Qué clase de personalidad puede tener alguien que se engaña a sí misma? Más aún, nunca podremos engañarnos, aunque queramos aliviar nuestra conciencia, nunca conseguiremos, sentirnos, eso de que tu mano izquierda no sepa lo que tu derecha hace, no es posible en sentido literal.
Así que como el fin de la frase lo dice, te enteraras de todo lo que haces, y más aún, tendrás que vivir con ello. Conclusión del asunto; Hagamos un contrato moral con nosotros mismos, seamos honrados y honestos con la persona que somos, recuerda que si decepciones a tu persona, te decepcionas a ti mismo. Si quieres ser honrado y honesto, comienza por serlo contigo mismo, si lo consigues, podrás ser honrado y honesto con el mundo entero.
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